Tener prediabetes no significa que automáticamente uno va a desarrollar diabetes, pero es una señal de advertencia. Cuando no se hace ningún cambio, el riesgo que la prediabetes acabe avanzando a diabetes es alto, sin embargo, al tomar ciertas medidas como mejorar la alimentación y hacer ejercicio con regularidad se puede hacer una diferencia.
La diabetes se presenta ante la presencia de demasiada glucosa en la sangre. Por lo general, cuando el cuerpo digiere los alimentos, la glucosa pasa al torrente sanguíneo y luego a las células para abastecerlas de energía. La glucosa ingresa a las células con ayuda de la insulina.
Cuando una persona come, el páncreas secreta insulina en el torrente sanguíneo. A medida que la insulina circula, esta actúa como una llave que permite a la glucosa ingresar a las células reduciendo la cantidad de glucosa en la sangre. En las personas que tienen diabetes y prediabetes, éste proceso no funciona como debería, sino que en lugar de proveer energía a las células, la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo.
La diabetes y prediabetes se determinan mediante un examen de sangre que analiza cuánta glucosa hay en sangre. Un nivel normal de glucosa sanguínea oscila entre 70 y 100 miligramos por decilitro. La diabetes se establece cuando la glucosa en ayunas se encuentra de forma constante sobre 126 miligramos por decilitro.
Un rango de 100 y 126 miligramos por decilitro se considera como prediabetes.
Aún se desconoce la causa exacta de la prediabetes, pero un exceso de gracia particularmente en el área abdominal y el sedentarismo son factores importantes para el desarrollo de la prediabetes.
Una correcta alimentación y ejercicio son los tratamientos más eficaces para combatir la prediabetes y prevenir que avance hacia la diabetes.
Las complicaciones más graves de padecer diabetes son la ceguera, daño renal, amputación de extremidades, aumenta el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular y cardiopatía.
Fuente: fmdiabetes.org
